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¡Hola! ¿Cómo estas?
Hoy quiero contarte brevemente un poco de mi camino con el yoga.
Practique yoga por primera vez a mis 15 años por que comencé a sufrir contracturas en mi espalda. Fui un par de clases, me sentía muy a gusto, pero… eran todas señoras mayores y era un poco un tema de burla entre las amistades de esa edad. Ya tenia bastante con sentirme sapo de otro pozo; así que lo dejé y me dedique a seguir haciendo las cosas que encajaban con el resto. Si podés leer entre líneas, a lo mejor podés observar un patrón de comportamiento el cual lo arrastre hasta una parte de mis 23 años aproximadamente. Eso que fui repitiendo me paso factura en enfermedades físicas para demostrarme la desconexión que tenía con mis más profundos deseos.
Pasé muchos años buscando pertenecer en los estándares adecuados para el resto, eso me causaba mucho dolor; pero, a su vez, era muy doloroso ser siempre tan diferente, preguntando y cuestionando tantas cosas.
En ese momento tan caótico de mi vida, el mayor despertar vino en forma de ataques de ansiedad, llegaron a mi vida para que me volviera a hacer todas esas preguntas que había dejado de hacerme por apagarme.
Encontré el yoga o ell yoga me encontró a mí. En fin, nos encontramos.
Fue y es mi gran aliado y salvavidas para hacer una pausa y sentirme.
La herramienta más grande que tuve para volver a mí, a mi centro, a mi verdad, a conectarme con mi SER.
El camino no fue nada fácil.
Comenzar a encontrarnos con «esas» cosas nuestras que no queremos ver trae mucha incomodidad y la vocecita en tu cabeza sólo quiere que te quedes en el molde, donde estás.
Cada asana fue comenzando a abrir un nuevo mapa en mi cuerpo, un mapa de regreso a casa. Cada asana fue moldeando mi cuerpo y mi mente, desenrollando cada nudo alojado en él.
Practico hace 9 años esta disciplina y hace 2 comencé a enseñarla.
Este viaje recién empezó..
¿Me acompañas?
