Querida mujer, permíteme recordarte que eres suficiente tal como eres.
No necesitas compararte ni competir con nadie más.
No se trata de ser más rápida, más exitosa o más delgada.
Se trata de encontrar tu propio camino y aprender a valorarte por quien eres en este momento.
A menudo nos perdemos en la ilusión de alcanzar metas que nunca parecen llegar. Nos esforzamos por seguir una estructura que en realidad no existe, olvidándonos de lo más importante: ser nosotras mismas.
¿Por qué continuamos corriendo sin un rumbo claro, sin saber cuál es el precio que pagamos?
Permíteme invitarte a detenerte y escuchar tu proceso interno.
Observa tus pensamientos y emociones sin juzgarte.
Comprende que no hay necesidad de exigirte tanto.
Eres humana y mereces comprensión y amor incondicional.
Deja de lado el drama y la desconexión.
Enfócate en asumir la responsabilidad de tu propia vida y bienestar.
No te abandones en la vorágine de las expectativas y las presiones externas.
Date permiso para ser imperfecta, para descansar y cuidar de ti misma.
Recuerda que el valor de una mujer no se mide por su apariencia física, su éxito o su capacidad de complacer a los demás.
Eres valiosa simplemente por ser quien eres, con todas tus fortalezas y vulnerabilidades.
Así que, querida mujer, ámate y acepta tu suficiencia.
Libérate de la necesidad constante de ser más y abraza tu autenticidad.
Encuentra la paz en el presente y cultiva una conexión profunda contigo misma.
Eres suficiente, siempre lo has sido y siempre lo serás.
Con Amor Valeria.
