En el maravilloso mundo del yoga, es importante comprender la anatomía de nuestros músculos. Con más de 600 músculos en el cuerpo humano, puede resultar abrumador intentar aprenderlos todos. Sin embargo, no es necesario conocerlos todos al detalle para practicar o enseñar yoga.
Existen dos tipos principales de músculos: los involuntarios y los voluntarios. Los músculos involuntarios, como el corazón y los que se encargan de la digestión, no están bajo nuestro control consciente. Por otro lado, los músculos voluntarios son aquellos que utilizamos de forma intencional para movernos. Algunos de estos músculos, como los utilizados para la respiración, tienen un control tanto voluntario como involuntario.
Cada músculo que utilizamos para mover nuestro esqueleto tiene un origen y una inserción, es decir, puntos de anclaje en cada extremo. Además, cada músculo tiene una acción específica, que es el movimiento que se produce cuando el músculo se contrae. Si un músculo cruza una articulación, su acción será generar movimiento en dicha articulación. Sin embargo, este concepto simple puede volverse complicado debido a diversos factores:
- Algunos músculos cruzan más de una articulación.
- Algunos músculos pueden generar movimiento en varias direcciones, como flexionar y rotar una articulación.
- Varios músculos pueden trabajar juntos para producir un movimiento deseado.
- Los músculos pueden contraerse (acortarse) para generar movimiento, pero también pueden funcionar mientras se alargan para controlar la trayectoria del movimiento de retorno.
- Frecuentemente, durante una postura de yoga, ocurren múltiples movimientos en la misma articulación al mismo tiempo.
Anatomía del yoga – fascia
La fascia es un componente sumamente importante en la anatomía humana y en la práctica del yoga. Se trata de un tejido conectivo que forma una red de soporte y conexión en nuestro cuerpo. La fascia se encuentra debajo de nuestra piel, envuelve nuestros órganos y músculos, y crea una red fina alrededor de las fibras dentro de cada músculo. Este tejido fascial varía en densidad, desde fuerte hasta exquisitamente fino.
Cuando nos movemos, la fascia se mueve con nosotros. Si la fascia no se mueve de forma regular, tiende a adherirse, lo cual provoca rigidez en el cuerpo. Además, la fascia depende del movimiento para mantenerse hidratada, ya que no cuenta con su propio suministro de sangre. La falta de hidratación en la fascia reduce la flexibilidad y se cree que puede ser la causa de muchos síntomas asociados con el envejecimiento y la reducción de la movilidad.
La mejor manera de mantener una fascia saludable es practicando una amplia variedad de movimientos y posturas, tal como se hace en el yoga. Al igual que un cinturón de seguridad en un automóvil, la fascia se estira durante movimientos lentos, pero se «frena» si intentamos estirarla rápidamente. Por esta razón, las prácticas de flujo suave y las posturas mantenidas son ideales para mejorar la flexibilidad a través de la fascia.
Prevención de lesiones en el yoga
Es importante tener en cuenta algunos consejos de seguridad para prevenir lesiones durante la práctica del yoga, como la estabilidad de la columna vertebral y la pelvis.
Siempre es recomendable realizar un calentamiento al comenzar una sesión de yoga físico. El calentamiento aumenta la coordinación y el tiempo de reacción de los músculos, mejorando en gran medida su capacidad para protegerse a sí mismos y a las articulaciones. Además, incrementa el flujo sanguíneo y prepara los músculos para una actividad y movilidad más seguras y eficientes. Los saludos al sol suaves son un calentamiento efectivo que se incluye en muchas prácticas de yoga.
Es importante recordar que la alineación natural de cada persona en una postura puede ser diferente debido a variaciones en los huesos, las articulaciones, la fuerza, la condición física, la flexibilidad y otros factores. Cada persona debe practicar de acuerdo a su propio progreso, sin tratar de imitar una imagen idealizada de una postura. Esto también se aplica a la duración de una postura.
El progreso en el yoga es personal y único para cada individuo. Con la práctica constante, una persona puede mejorar en muchos aspectos, incluyendo la flexibilidad, la aptitud cardiovascular y la fuerza muscular y ósea. Sin embargo, es importante realizar progresiones de forma cuidadosa y gradual para evitar lesiones. Las lesiones por sobreuso a menudo ocurren después de semanas de sobrecarga excesiva en lugar de durante las primeras actividades sobrecargadas. Las progresiones pueden incluir el aumento del tiempo de permanencia en una postura, el rango de movimiento utilizado o la práctica de posturas más complejas.
Si has tomado un descanso de la práctica física, es necesario comenzar lentamente y volver a desarrollar la capacidad previa de forma gradual. El cuerpo no retiene la fuerza, la resistencia u otras capacidades si no se utilizan de manera regular.
El descanso es vital tanto para prevenir lesiones como para el progreso físico. Durante la práctica, los tejidos corporales se desafían, pero es durante el descanso cuando se construyen y reparan, lo cual los hace más capaces de superar futuros desafíos. El progreso se logra al combinar desafío y descanso. Al igual que los desafíos y la capacidad física, las necesidades de descanso varían de una persona a otra. La necesidad de descanso se refleja en la duración de la práctica, el tiempo entre las sesiones y la inclusión de días de descanso en un horario semanal. ¡Dormir bien también es muy importante!
Conclusión
La anatomía nos brinda una base para comprender cómo cada postura de yoga afecta nuestro cuerpo. Al tener en cuenta la estructura física de los huesos, las articulaciones, los músculos y la fascia, podemos comprender que todos los cuerpos humanos comparten estos elementos en común, pero al mismo tiempo, cada cuerpo es único. La práctica de cada persona se verá diferente, ya que desafía, fortalece y nutre su anatomía única.
En la búsqueda de la unidad a través del yoga, debemos reconocer y respetar estas diferencias. Cada persona puede unirse en la práctica del yoga y ser aceptada en su expresión única de cada postura.
