El amor propio, ¿qué tan importante es realmente?
Para mí, lo es TODO. A pesar de que debería ser algo sencillo, a menudo resulta tremendamente difícil.
¿Por qué sucede esto? ¿Y cómo podemos ofrecernos más amor?
Hoy quiero abordar este tema, ya que personalmente estoy atravesando numerosos cambios en mi vida.
Cuando no nos brindamos suficiente amor, tendemos a depender de otras personas para que lo hagan por nosotros. Aunque esas personas sean generosas y nos muestren amor, atención y afecto, nadie puede satisfacer esa necesidad íntima de amor propio. Dependiendo de otros para sentirnos amados o dignos de amor es como usar lentes de realidad virtual y «sentir» una experiencia sin vivirla realmente. El amor de los demás nos puede enriquecer, pero nuestra autoestima debe crecer desde nuestro interior.
El amor propio nos obliga a examinar nuestras interacciones, nuestras elecciones y nuestras dinámicas sociales para entender POR QUÉ buscamos el amor en otras personas. Si sentimos dolor, desilusión o desesperación, necesitamos experimentar y superar esos sentimientos. Al igual que con cualquier otra área de nuestra vida que deseamos mejorar, si luchamos con el amor propio, lo primero que debemos hacer es reconocer esa lucha e investigar las formas en que intentamos remediarla. ¿Cómo nos comportamos para compensar la falta de amor que no nos damos a nosotros mismos? Al prestar atención plena, podremos observar mejor nuestros comportamientos y actuar como testigos de nosotros mismos, lo cual puede cambiar gradualmente la forma en que buscamos amor en otros lugares y revelar el porqué.
Sin un autoanálisis, las personas a menudo tratan de llenar los vacíos y sanar las heridas no solo a través del amor de los demás, sino también mediante la comida, el dinero, las posesiones y cualquier cosa excepto su propio amor. Si no nos sumergimos profundamente en el reino espiritual, no podremos conectarnos con la fuente de amor interno que todos llevamos dentro. Si te encuentras buscando validación, amor, aceptación o dignidad en los demás, te recomiendo que comiences a dedicar más tiempo a ti misma.
Explora lo que te han enseñado o lo que te han contado y reflexiona honestamente si esas «historias» resuenan contigo. En tus momentos de soledad, practica estos consejos: siéntate en silencio y permítete sentir lo que surja, ya sea aburrimiento, distracción, ansiedad, ira, miedo, ¡absolutamente todo! Practica simplemente tomar conciencia sin reaccionar o analizar. Esto puede resultar muy difícil para muchas personas: sentarse consigo mismas y no huir, ni literal ni metafóricamente. No asocies el no hacer nada con el «aburrimiento». Incluso cuando duermes, estás haciendo algo: estás restaurando tu cuerpo. Así que considera el sentarte en silencio como restaurar tu alma, tu espíritu, tu camino hacia el amor propio. Es un desafío y no tiene por qué llevar más de unos minutos, pero no permitas que nada ni nadie interrumpa esa comunión con tu mundo interior.
¡Muévete y siente!
El yoga es la forma perfecta de fusionar el movimiento externo con la sensación interna. Pueden surgir sentimientos similares a los que experimentas al estar sentada en silencio, así que nuevamente, obsérvalos sin responder. Utiliza tus herramientas, como la respiración consciente y el enfoque dirigido. Observa cómo te hablas a ti misma cuando comienzas a luchar físicamente y convierte tu diálogo interno en una voz de aliento.
Ahora te animo a tomar un diario íntimo o un cuaderno y, una vez más, permítete sentir tus emociones y expresarlas por escrito, si eso es algo que te resulta cómodo.
Libérate, perdona, acepta y comienza a cambiar tu diálogo interior si es necesario.
Cuando empieces a escribirlo, comenzarás a creerlo.
Recuerda que eres la autora de tu propia historia.
Puedes cambiar de dirección en cualquier momento, puedes reescribirla.
Haz que sea una historia de amor propio.
¡Te lo mereces!